ORO
- Roberto Rinaldi

- 22 feb
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Entre surcos de polvo y lágrimas, la ambición cava su propio abismo. el hombre hiere la tierra y agota la vida, mientras el cielo inútil observa. Cuando el agua se desvanece y el suelo se rompe ¿queda algo en pie?
Escribe: Roberto Rinaldi
Arte: Ramiro Alonso

Quedaba el agua herida por los vicios del hombre
y en lo alto del cerro se moría la sangre.
Polvo amarillo hervía su corazón perdido
despoblando las mieses de la pequeña chacra.
El cielo inútil y triste del arador cansado
descompuso a la tierra con un manto de lágrimas
y enterró entre los surcos su vida gastada.
La montaña crecía por el reino del hombre,
que subía al embrujo de la diosa dorada,
abriendo un hueco oscuro para apagar los días.
A la hora de los sueños:
El hombre, el niño y la tierra morían...




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