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LA LAURITA

En este cuento la voz narradora nos muestra un presente marcado por la ausencia. El tiempo pasa entre evocaciones dolorosas de lo que ya no es, entonces la memoria se vuelve refugio.


Escribe: Agustín Peanovich

Arte: Ezequiel Gutierrez

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Es quizá ahora, el momento en el que puedo contar mi acontecer. Es quizá el momento que con mi diario me sincero y, en este amanecer, algo convulsionado me lanza a lo que fue. Es también esta locura que se me nota un poco y agota la poca calma de los días que preceden no sé qué.

Acá está su pieza toda igual, su colcha, su somier, su ropa, su bijouterie,  sus cartas de amor, su calzado y las fotos las puse yo. Aún queda poco de sus perfumes que tiro de cuando en cuando. Ésta es, la de la foto, ¿la ves? Este  cuadro lo pinté yo, aún no está terminado, quiero hacer un toro desde atrás con un jinete a punto de caer, lo comencé antes que ella… pero lo dejaría así, como una nubosidad sin forma.

Leo poco. ¿Escribir? Dos o tres veces en mi vida y ésta. Solo tomo el control de la tele y voy pasando la vida en un zapping furioso, resquebrajado. Este otro cuadro, ¿por qué me preguntás? Es la Iberia, el primer campo que compró Diego, mi novio, hace nueve años. La fachada de una tranquera inundada, con árboles prestos y colores vivaces que ocultan alguna tristeza ¿la de ella? Ya sé. Es la técnica de Monet, Claude iba apretando aquel pincel descorrido que sabía el todo.

¿Mi novio? Trabaja todo el día, muchísimo dinero, él tiene una hija, él se ausenta todo el día, mejor.

Mi hija Kari viene a visitarme y terminamos agarradas de los pelos. Ahora pienso que de ella no conservo nada. Mi vecino tiene mucho amor. Me gustaría golpearle la puerta con la excusa de que Netflix no conecta, y que me haga el amor. Me imagino que me lo hace y yo en cuatro. Qué carita ese pendejo, podría ser su madre, igual lo quiero adentro mío.

En este cuadro que está acá probé otra técnica. Acaudalé el pincel de pintura negra, y en cada trazo no pensé en nada o quizá pensé en nada. Cuadro negro. ¿Será la vida de Zarita? Le eché brillitos dorados sobre el lienzo empapado de esa negra pintura. Ahora recuerdo el destello que me quedó en la visión luego del parto. Como la mancha del sol, no es la de Picasso, es la mancha del accidente.

Cuando parí a Zarita el destello me quedó dieciocho años, luego del accidente, la mancha se borró. ¿Serán estos brillitos dorados que tiré sobre mi cuadro? Qué fácil es la pintura, venís caminando y de pronto… ya está, eso sí, lo que es paisajismo.

Estoy como nerviosa, mi vecino me dijo que soy hermosa, no paré de hablar y de ocultar y decir pavadas. No sé porqué si es más pendejo que yo. Si entra Diego y me ve con él me mata. Tiene mucho amor ese pendejo, cuando le mostré la foto de Zarita sus facciones se desglosaban. Entró Diego y me vio con él, pero en la pieza de Zarita. ¿Qué iba a decir? Si a mi hija se la llevó la vida. Tendré los ojos celestes de tanta lágrima oceánica. ¿Sabía Dios de mi llanto y me dio ojos de mar a cada lado?

Mi hija Kari se enoja mucho conmigo, quizá porque ella también perdió a la hermana. ¿Haré diferencia? Quizá diga <<me tendré que morir pa’ que me quiera>> A Zari le gustaban las carreras de motos y autos, pero ese día no corrió, era a la salida del boliche y el conductor estaba alcoholizado. ¿Sabe usted? ¿Sabe usted? ¿Se figura el llanto? ¿Llora por mí? En el día en que aquella maldita curva, antes de llegar a Teodelina, no se diluía solo en lluvia sino en llanto. Y pobre mi hermana, qué lindos regalos da la vida: ella es mi melliza, pero un día la brisa se la llevó, y por suerte quedó con vida y los años nos devolvió, para no dejar que el tiempo se lleve nuestros ojos. Ven como es la vida, a mi hermana se la golpeó de esa manera y a mí de ésta. Mi madre, ¿por qué la abandonó si no tenía problemas económicos? No lo sabremos y podría haber sido por ta te ti también yo. 

No trabajo más, antes trabajaba y mucho. Mi ex marido es corredor vial, frío y miserable. Lo dejé antes del accidente, me lleva veintidós años, muy viejo y los huevos arrugados.

Recuerdo la madrugada de aquel día, no hice hincapié en que el destello ya no estaba, mi hija nació con el accidente en el bolsillo, sí, así fue, una madrugada de un 18 de julio, cuando llegamos a esa maldita banquina, pleno invierno ¿Sabe?, su cuerpo estaba congelado, se ve que tardaron en llamarme, tenía escarcha, sabe. Cuide a su hijo, porque cuando muere un hijo, la vida se termina. Quiera a su hijo, acaricie a su hijo si lo tiene. Ahora lloro y el bolígrafo tiembla con mi mano. Soy eso, esto, una lágrima fría. Cuando ande mal y quiera llorar piense en mi historia. La humanidad descansa en mi historia. Los llantos se vacían en muertes de hijos. Siempre que se deprima piense en mi historia y ahí sabrá, y sólo saldrá, así, con un llanto hacia delante. Este otro cuadro que pinté es una bailarina, óleo sobre lienzo, 90x50. 

El tiempo hace eso ¿viste? No sana la herida pero la hunde bien abajo ¿dónde, que puedo contarla desde arriba? El tiempo es una suerte de lejanía, una lejanía presente, pero Zarita no vuelve. Hace nueve años corría entre los árboles de la Iberia y acá en mi cuadro, yace ausente. Quizá en los colores vivaces esté ella, impresa en mi retina o, en uno de esos árboles está detrás, y juega a la escondida.

Hacer cultura desde abajo también cuesta.


La Maza es una revista comunitaria que se sostiene con ganas y convicción…

Si lo que leíste te movió algo, conocé a sus autores.


Agustín Peanovich
Agustín Peanovich

Agustín Peanovich nació en Venado Tuerto en 1989. Desde el 2012 vivió en Rosario donde colaboró con la revista de literatura El Corán y el Termotanque y otras revistas del país. Hoy está desarrollando la web @ElArteDelBuenDecir donde se problematiza la cultura y se defiende la comunidad. Nunca abandonó la actividad poética, mucho menos de militar la cultura. Actualmente es estudiante de historia.

Ezequiel Gutierrez
Ezequiel Gutierrez

Soy un artista que busca el sentir en cada momento o espacio en el que creo y desarrollo. Todo lo paso por un filtro de emociones y pasión. mi perfil de instagram Invitame un cafecito


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